miércoles, 12 de noviembre de 2014

CLASICOS DISNEY: DESMONTANDO MITOS.



Se que no voy a contaros nada nuevo, expertos en educación y psicología han abordado el tema muchas veces a lo largo de los años, pero me parece importante recalcar ciertos “valores” o “ideas” que reflejan algunas películas infantiles que resisten al paso de los años convertidas en los ya conocidos como “Clasicos Disney”.
Son realmente educativas? Detrás de la idealización de príncipes y princesas comiendo perdices existen ciertos comportamientos que son dignos de analizar desde el lado social:

¿Que aprenden las niñas?
Si bien es cierto que con los años las protagonistas evolucionan no podemos dejar a un lado su papel de “mujer sumisa y complaciente”. Salvo raras excepciones como Mulan, el objetivo final de todas las chicas es únicamente contraer matrimonio con un hombre.
Desde nuestra más tierna infancia, el machismo se instaura de una manera dulcificada, rodeada de seres mágicos y animalitos del bosque. Las mujeres están a las ordenes del varón, al que tomarán por esposo y servirán hasta que la muerte los separe. Blancanieves, Cenicienta o Ariel (“la sirenita”) son algunos de los ejemplos prácticos.
Amas de casa, sirvientas o sin oficio concreto. Se dedican a las labores del hogar y esa es su única salida en esta vida. Limpian, barren y quitan el polvo de castillos y palacios a expensas de sus malvadas madrastras (otro arquetipo maldito por la industria), un tipo de mujer de elevado rango social (si, si, también nos educan en las clases sociales...).
Blancanieves huye del castillo y es protegida por 7 enanitos cuya casa deja mucho que desear en cuanto a higiene, pero no pasa nada, porque para eso llega hasta allí nuestra protagonista, para ponerlo todo en orden y dejarlo como los chorros del oro mientras hace de comer a 7 tipos con caracteres dispares. Ahora que lo pienso: 7 personas con enanismo que viven marginados, aislados en un bosque, perdidos de la mano de dios, que cosas...
Cenicienta vive amargada por su (como no?) madrastra y sus hermanastras. Todo cambia cuando llega una invitación de palacio para la fiesta en la que el príncipe del reino elegirá a su esposa entre todas las invitadas.
“Ponte guapa maja! Que para pillar cacho no puedes ir con chándal” o “El maquillaje lo arregla todo”: algo así sería la síntesis de este cuento. Como siempre, aparecerá un ser mágico (en este caso el hada madrina) ya que sin ayuda las mujeres son incapaces de alcanzar sus objetivos (Nótese la ironía). El final ya lo conocéis. Bodorrio.
El ejemplo de Ariel es uno de los más sangrantes: la chica que debe cambiar todo en su vida para poder ser feliz con su macho. Pierde su cola, su pasado, su voz, a su familia y sufre horriblemente cada vez que anda, y todo por una persona a la que no conoce de nada...y oh! Sorpresa!Boda!
Como decía al principio, los valores han ido cambiando con los años y las chicas cada vez son más guerreras...

¿Que aprenden los niños?
El ejemplo de los niños es mucho menos acusado. Ellos son príncipes o militares de rango.
Superiores en todos los sentidos y llevados por la idea de la lucha y el empoderamiento.
El hombre es poderoso por naturaleza, dominante, elige con quien se casa y siempre consigue lo que quiere. Se suprime así su lado emocional, los príncipes son siempre fuertes y valientes, no tienen dudas, no tienen miedo...
Merece la pena entretenerse un momento en ese “Hamlet con animales” o lo que es lo mismo, “El rey León”: una lucha encarnizada entre machos por el poder mientras las hembras de la manada son excluidas y no interfieren en ningún momento.

Dejando a un lado los ejemplos sexistas en los que me he centrado existen otros paradigmas dignos de conocer:
-Los estereotipos árabes en Aladín
-Mulan haciendose pasar por hombre para lograr sus objetivos
-El síndrome de Estocolmo de Bella
-Las diferencias entre las características físicas de héroes y villanos (y el cuento de que la belleza está en el interior):
Los buenos son bellezones, ellas delgadas, ellos musculosos (y cuando no lo son como en el caso de “El Jorobado de Notredame”, quedan como los “pagafantas”, sin triunfo ni gloria)
Los malos son seres horribles, viejos, gordos, deformes, con deficiencias físicas...

Aqui lo dejo, podría poner cien ejemplos más, pero eso ya lo han hecho otros antes y mejor que yo. Esto solo era una aproximación al lado oscuro de esos cuentos infantiles que, aunque basados en otros de hace 300 años, siguen ocupando nuestras bibliotecas familiarizando a nuestros pequeños, de forma bipolar, con valores fundamentales y otros poco recomendables.






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