Imagina a un anciano acompañado de su familia, alguien que no conoce la soledad impuesta, alguien a quien no se recurre solo a la hora de decirle adiós, de cobrar una herencia, de hacer un reparto. Alguien a quien no se trata como un juguete roto, a quien no se toma por loco, a quien no se llama viejo despectivamente, como ignorando que todos lo seremos algún día ( y el que no lo haga, pobre de él/ella...)
Imagina un mundo sin desprecios, sin marginados, personas con capacidades distintas tan útiles como las tuyas o las mías. Imagina las mismas oportunidades para todos, los mismos derechos, independientemente de su lugar de origen, de su raza, de su sexo...
Imagina una infancia feliz para todos los niños del mundo. Una infancia en la que no cabe el sufrimiento, ni un dolor distinto al que se siente cuando te raspas una rodilla o se muere aquella tortuga que compraste en una feria. Una infancia sin trabajos forzados, sin traumas, sin marcas.
Imagina un mundo sin guerras, sin gente huyendo de su casa por culpa del odio, de las luchas de poder entre gobernantes, de intereses...
Imagina que el dinero no existe, que nada se compra ni se vende, que lo económico no domina el mundo, que nadie es dueño de nada ni de nadie...
Imagina que la religión es solo una creencia más, que no controla vidas, que no provoca cruzadas, que no abusa de nadie, que no se convierte en negocio, que no pretende adoctrinar, que comulga con las ideas que promueve...
Hace años que conozco esta canción.
Hace años que estas ideas crecen cada día más dentro de esta cabecita loca de futuro trabajador social.
Hace un año aproximadamente que decidí reflejarlo en el lienzo de mi cuerpo como queriendo dejar constancia de lo que he venido a hacer después de algún que otro tropiezo vital.
Hace años ya que me enfrento a una realidad de violencia desmesurada, de infancias truncadas y gentes rechazadas, consciente de que lo que me enseñan en la carrera nada o casi nada tiene que ver con el mundo fuera de los libros.
Y aun así, nada ni nadie puede evitar que quiera cambiar el mundo, por poco que sea. Como diría Lennon, hoy que se cumplen 35 años de su asesinato:
“Podrán decir que soy un soñador, pero no soy el único…”
Seguiremos soñando, pero sobretodo, seguiremos luchando.
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